Vamos a plantearnos algún propósito, pero no como aquellos que nos hacemos al llegar finales de diciembre, esa época en la que, por alguna extraña razón, tendemos a pensar que se va a producir un gran cambio, cuando lo más significativo que ocurre es que durante unas semanas nos equivocamos al escribir la fecha.
Quisiera dar un giro de 180 grados, cambiar mis reflexiones dramáticas y tormentosas por comentarios alegres y curiosidades que entretengan por algún minuto, proporcionar minutos de evasión, sacar una sonrisa de entre las lágrimas. Pero soy consciente de que si pudiera hacerlo sin más no estaría escribiendo estas líneas, de manera que trataremos un propósito más de acuerdo con nuestra situación, un granito de arena cada vez que se pueda, cada vez que apetezca, y esperar que con el tiempo sea más a menudo y que cuando nos demos cuenta tengamos construido, si bien no un castillo, una pequeña choza donde podamos calentarnos en los días fríos.
Y tan pronto los tenemos, más rápido se alejan las posibilidades de cumplirlos, por un motivo u otro...
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