miércoles, 26 de marzo de 2014

Encrucijadas

Muchas veces se preguntaba por qué sus pasos la llevaban a esos cruces de caminos y luego no decidían por cual continuar. Se quedaba allí plantada pensando en que no había querido llegar hasta allí, simplemente había decidido dejar que el mundo se desplazase a su alrededor, sus decisiones nunca habían sido buenas, quizás ésta tampoco, quizás dejar que el destino decidiera tampoco había sido acertado. Pero aquí estaba ahora, entre dos direcciones que en realidad podría ser que la llevasen al mismo destino, quizás realmente no había otro, quizás no había otra opción, quizás sólo trataba de escapar de lo inevitable, de aquello que su corazón se negaba a reconocer. Pero estaba tan cansada de equivocarse siempre, tan cansada de sufrir por sus errores. Ya no tenía fuerzas y sus piernas flaquearon, el suelo se acercó lentamente a ella y acabó allí mismo, sentada, exhausta, triste, mirando al final de cada sendero, tratando de evitar que sus ojos se nublasen con las lágrimas, porque en el fondo sabía que su decisión no cambiaría nada, porque sabía que al final de cualquiera de esos caminos sólo encontraría pesar.

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