domingo, 30 de marzo de 2014

A la deriva

Y trato de trasladar a palabras para descargar la mente, liberar sentimientos y ver todo más claro. Pero la conciencia se impone y alerta que podemos ser observados no con simple y sana curiosidad, y entonces ya no sé si esto es para mi o para el lector, ya no sé si filtro o dejo que salga todo, no sé si quiero que me vean por completo y que saquen conclusiones propias sin comentarme, no quiero que éste sea el método de comunicación... Pero lo necesito... necesito gritar al mundo y saber que alguien escucha, aunque sea por unos segundos, los que tarde en leer estas líneas.

Estamos a la deriva, varados en un océano donde no se atisba tierra en el horizonte y, en el fondo, es una suerte, porque primero habría que decidir a qué destino queremos llegar. Una vez decidido, el tiempo dirá si hemos de arribar a sus orillas. Así que disfrutaremos de la brisa, seguiremos tomando el sol y mientras tengamos agua no remaremos contra la corriente, que ya es duro de por sí remar.

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