Y trato de trasladar a palabras para descargar la mente, liberar sentimientos y ver todo más claro. Pero la conciencia se impone y alerta que podemos ser observados no con simple y sana curiosidad, y entonces ya no sé si esto es para mi o para el lector, ya no sé si filtro o dejo que salga todo, no sé si quiero que me vean por completo y que saquen conclusiones propias sin comentarme, no quiero que éste sea el método de comunicación... Pero lo necesito... necesito gritar al mundo y saber que alguien escucha, aunque sea por unos segundos, los que tarde en leer estas líneas.
Estamos a la deriva, varados en un océano donde no se atisba tierra en el horizonte y, en el fondo, es una suerte, porque primero habría que decidir a qué destino queremos llegar. Una vez decidido, el tiempo dirá si hemos de arribar a sus orillas. Así que disfrutaremos de la brisa, seguiremos tomando el sol y mientras tengamos agua no remaremos contra la corriente, que ya es duro de por sí remar.
Hemos ido avanzando, dejándonos llevar por donde estaba el hilo, hasta que de repente nos encontramos que está roto, su extremo en nuestras manos, miramos al horizonte y no se atisba el otro pedazo. Es hora de buscar nuestro camino por nosotros mismos...
domingo, 30 de marzo de 2014
miércoles, 26 de marzo de 2014
Encrucijadas
Muchas veces se preguntaba por qué sus pasos la llevaban a esos cruces de caminos y luego no decidían por cual continuar. Se quedaba allí plantada pensando en que no había querido llegar hasta allí, simplemente había decidido dejar que el mundo se desplazase a su alrededor, sus decisiones nunca habían sido buenas, quizás ésta tampoco, quizás dejar que el destino decidiera tampoco había sido acertado. Pero aquí estaba ahora, entre dos direcciones que en realidad podría ser que la llevasen al mismo destino, quizás realmente no había otro, quizás no había otra opción, quizás sólo trataba de escapar de lo inevitable, de aquello que su corazón se negaba a reconocer. Pero estaba tan cansada de equivocarse siempre, tan cansada de sufrir por sus errores. Ya no tenía fuerzas y sus piernas flaquearon, el suelo se acercó lentamente a ella y acabó allí mismo, sentada, exhausta, triste, mirando al final de cada sendero, tratando de evitar que sus ojos se nublasen con las lágrimas, porque en el fondo sabía que su decisión no cambiaría nada, porque sabía que al final de cualquiera de esos caminos sólo encontraría pesar.
viernes, 14 de marzo de 2014
Memoria
Pocas cosas le hacían sentir especial, diferente, algo en que los demás difícilmente la igualaban. Recordaba casi todos los detalles, los momentos, las fechas especiales y todo aquello a lo que podía darle un significado. Y eso le hacía dar un valor especial a una calle, una canción, cualquier versión de algo que sabía que le gustaba a alguien, recordar a aquellos que no estaban en un detalle o una expresión. Todo ello le hacía sentirse cerca de la gente, sentía que los conocía y que a través de esas pequeñas cosas les demostraba que los apreciaba, que los quería, porque su memoria sólo reflejaba lo que latía en su corazón.
Esa memoria, que tanto la enorgullecía, se convirtió en una memoria maldita que no la dejaba olvidar y seguir adelante, que mantenía vivo todo aquello que murió, haciendo que llorase su pérdida constantemente, cada día, como si lo acabase de perder.
Y los meses pasaron, y ahí sigue, atrapada en sus recuerdos. Vive dos vidas en una, la que va haciendo poco a poco, por la que avanza lentamente como a través de la niebla, como en un sueño, y la vida por la que llora cada día recordando, porque es incapaz de frenar su memoria, porque cada día que recuerda revive el dolor de la pérdida, el dolor del futuro que ya no será, las ilusiones perdidas y los esfuerzos malgastados. Los recuerdos perdidos son más nítidos que el sueño en el que vive ahora, desea esos recuerdos, es lo único que le queda de las esperanzas de aquel tiempo, pero la están consumiendo, y lo sabe, sabe que la devoran poco a poco por dentro y que ha de hacer algo o acabarán destruyéndola, acabará destruyéndose. Y sin darse cuenta está acumulando una pequeña cantidad de veneno cada día, veneno con el que se nutre para hacer frente a los recuerdos, sacando el filo envenenado detrás de cada detalle para dejar de idealizarlo, para hacerse cada vez más fuerte y evitar sentir el daño. Pero el veneno se queda con ella, se va acumulando dentro de su ser y la va dominando poco a poco, hasta que un día todo lo que considera especial será una espina que ha de arrancarse del pecho en el que ya sólo quedarán los agujeros que dejan y que ahí quedarán para siempre, porque el veneno lo ha convertido en una tierra yerma donde ya no será posible sembrar las semillas de nada nuevo.
Y se ha dado cuenta de que todo eso ya ha comenzado y no sabe si será capaz de pararlo.
Y se ha dado cuenta de que todo eso ya ha comenzado y no sabe si será capaz de pararlo.
lunes, 10 de marzo de 2014
Saber no es poder
Da miedo verte reflejada tan perfectamente en unas palabras ajenas. Lees sorprendida como cada uno de tus pensamientos y sentimientos se plasman perfectamente en las letras. Incluso un pequeño pellizco de celos te invade al no haber sido tú quien las pusiera ahí, teniendo la base tan perfectamente grabada en tu interior. Y te sientes desdoblada, como si tu alter ego se hubiese separado de ti para expresar de esa manera aquello que tan vivamente sientes pero que no consigues transmitir del todo, que quizás no quieres reconocer del todo, pero que de repente encuentras delante de ti, como el reflejo del espejo que evitas mirar porque eres incapaz de cambiarlo, porque sabes que su triste mirada seguirá ahí inmutable y sólo conseguirás que desmorone la máscara que has puesto sobre tus ojos.
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