Estas últimas semanas he vivido en una nube, evadiéndome de mi misma para dejar de sufrir,
viéndome desde la distancia, obligándome a no sentir nada, ni siquiera la rabia que antes me permitía seguir de pie. Pero de vez en cuando vuelvo y me asusta contemplar cuánto dolor y pena aún pesan sobre mi, y cuánto deseo.... esa fue la parte más difícil, no ceder ante el impulso, la tentación.... y a pesar de todo, aquí estoy, escribiendo en silencio, tentando a la tentación que revolotea a mi alrededor, amenazante.
viéndome desde la distancia, obligándome a no sentir nada, ni siquiera la rabia que antes me permitía seguir de pie. Pero de vez en cuando vuelvo y me asusta contemplar cuánto dolor y pena aún pesan sobre mi, y cuánto deseo.... esa fue la parte más difícil, no ceder ante el impulso, la tentación.... y a pesar de todo, aquí estoy, escribiendo en silencio, tentando a la tentación que revolotea a mi alrededor, amenazante.
Aún me hieren las palabras que han de parecer haber caído en el abismo, porque me hicieron imaginar un abrazo nunca dado, y aún así añorado, que hizo temblar mi alma al pensarlo. Pero todo se desvanece al recordar la verdad de todo, todo el tiempo pasado y el silencio que lo ha acompañado, y todo lo acaecido desde entonces. Nadie lo había obligado, fue elección propia, consciente de las consecuencias, por mucho que queramos olvidarnos, la verdad está ahí, presente, perenne, para siempre.
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