Desplegamos velas, ponenos rumbo y no miramos atrás. Y aunque pensamos y creemos, y sabemos que hemos levado anclas, no sabemos por qué, de vez en cuando, vuelve a clavarse y dejarnos parados en el sitio, sin opción de avanzar, pero sabiendo que ya no es posible retroceder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario